Iglesia de San Bernardino alle Ossa
En el centro de Milán, no lejos de la Catedral, se encuentra la iglesia de San Bernardino alle Ossa (San Bernardino en los huesos). Es conocida por su cripta, en cuyas paredes están alineados con una gran cantidad de huesos y cráneos humanos, formando diseños y decoraciones.
La historia de la iglesia comienza en 1127, cuando el milanés Goffredo da Busseroi fundó el hospital San Barnaba in Brolo, al que en 1150 se añadió otro edificio frente a la Basílica de Santo Stefano.
En el lugar donde hoy se encuentra la iglesia de San Bernardino, se organizó un cementerio para dicho hospital. La capacidad del cementerio fue pronto insuficiente, por lo que en 1210 en ella se construyó una sala (cripta) para recibir los huesos del cementerio.
Junto a esta cripta, en 1269, se construyó una pequeña iglesia que en el siglo XV se dedicó a San Bernardino y de la que pasó a formar parte.
Posteriormente, también se colocaron huesos en nichos, aleros y pilares de la iglesia.
Sobre el altar de mármol de la iglesia, en un nicho especial, se colocó una estatua de Nuestra Señora de la Soledad, vestida con un vestido blanco y cubierta con una capa negra bordada con oro. El trabajo se realizó a mediados del siglo XVII durante la dominación española.
Hay varias hipótesis sobre el origen de los restos en la cripta. Algunos creen que pertenecieron a numerosos mártires católicos, asesinados en tiempos del conflicto con la doctrina arriana.
Otra versión afirma que los restos corresponden a enfermos fallecidos en el cercano hospital.
Sea lo que sea, se nos presenta un arte bastante peculiar de la Edad Media tardía, también habitual en otros países europeos.
En esta iglesia la combinación de estilos románico y gótico demuestra activamente la dualidad del mundo. En las tallas de piedra románica, así como en las decoraciones del estilo gótico, se pueden ver claramente las relaciones entre el bien y el mal, la vida y la muerte, lo angelical y lo satánico.
Se supone que el “uso artístico” de los huesos, como se ve en la cripta de la iglesia, fue un tributo a esta percepción dualística del mundo que era habitual a finales de la Edad Media.
Una visita a la iglesia durante una excursión por Milán te mostrará un aspecto desconocido de esta ciudad tan diversa.