La caza tiene lugar en la pintoresca región de Langhe y Monferato, donde crecen las mejores trufas del mundo.
Por ley, las trufas blancas solo se pueden cazar de septiembre a diciembre.
Las trufas blancas crecen en las raíces de ciertos árboles, como el roble, el nogal y el álamo.
El protagonista indiscutible es el perro que encuentra las trufas por su olor, incluso si estas están a una cierta profundidad. Cuando se localiza una trufa el perro inicia a hacer un agujero. A continuación, es el propio cazador quien la extrae del suelo con cuidado de no dañar sus raíces y sacarla intacta.
La trufa tiene un olor muy especial y específico. Este aroma se intensifica gradualmente, en unas pocas horas, después de que se extraiga del suelo.
Durante el período oficial de caza, este inusual olor envuelve toda la zona de Alba y se percibe en casi de cada hogar, cafetería y restaurante.
Siendo un producto específico de las colinas del Piamonte, se trata de una rareza gastronómica. Desde el siglo XVIII fue considerada como uno de los manjares más exquisitos, ya requerido por las cortes reales europeas. El famoso compositor italiano Gioachino Rossini llamó a la trufa "el Mozart entre setas". Hay evidencia del uso de las trufas ya desde los antiguos romanos.
Según la leyenda, la trufa fue creada por una transformación mágica cuando el agua, el calor y los rayos golpearon a Júpiter, quien disparó sus flechas de fuego, cayendo una de ellas junto a un roble.
Durante el periodo de septiembre a diciembre se pueden organizar tours para ir a la caza de la trufa a través de las colinas y en medio de una naturaleza tranquila, llena de aromas, sonidos vivos y colores otoñales. Estas excursiones se pueden combinar con visitas a bodegas locales y tours gastronómicos.
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